Hay muchas maneras de hacer el bonito y todas ricas. Como utilizamos un kilo preferimos hacerlo en albóndigas, quedan muy jugosas y cunden mucho. Nos quedaron 18 y así congelamos para tener provisiones para el otoño .
Ingredientes
Un kilo de bonito sin piel y cortado en trocitos (lo preparan todas las pescadería).
Un bote de tomate triturado grande.
Tres cebollas grandes.
150 gramos de pimientos asados.
Tres zanahorias grandes.
Tres cucharadas de pan rallado grueso.
Un huevo.
Dos vasos de vino blanco.
Tres lonchas de bacon (si, habéis leído bien).
Dos hojitas de perejil, sal, pimienta, aceite de oliva y una guindilla.
Procedemos:
En un bol ponemos el bonito con sal y pimienta. Añadimos los pimientos en trocitos y una cebolla picada fina. Batimos un huevo, lo añadimos y amasamos todo con mucho cuidado para que se mezclen bien los ingredientes. Añadimos el bacon cortado en trozos muy pequeños y el pan rallado y dejamos en la nevera unos diez minutos.
Después de consultar distintas recetas decidimos probar el bacon para ver si el plato quedaba jugoso y no nos defraudó.
En una olla, freímos las dos cebollas restantes, añadimos el tomate, la guindilla y las tres zanahorias previamente hervidas. Pasamos la batidora hasta tener una masa más bien gruesa, entonces añadimos dos vasos de vino blanco. Si queremos que la salsa quede más suelta, añadimos un poco de agua .Dejamos que hierva cinco minutos
Sacamos el bonito de la nevera y procedemos a hacer las albóndigas de la siguiente forma: hacemos bolitas con las manos, las pasamos por un poco de harina y las ponemos en una sartén con poco aceite vuelta y vuelta hasta que queden un poco doradas. Las vamos reservando.
Una vez que estén todas listas, las vamos colocando en la olla con la salsa y las ponemos a fuego lento unos veinte minutos.
Servidas con arroz basmati, patatas fritas o adornadas con unos pimientos estarán deliciosas y quedareis como reyes.
Este plato es muy casero y resultón.
Y aunque se refería al atún, un primo del bonito, no puedo más que estar de acuerdo con la frase del gran inventor Thomas Alva Edison.