
Una tortilla recién hecha es uno de los manjares más exquisitos de nuestra cocina. Con cebolla , sin ella , mas hecha, menos hecha, a media mañana o de picnic. ¡Qué gran invento!
Ahí va nuestra versión.
Para cuatro personas:
Cuatro huevos.
Una patata grande (300g mínimo).
La misma cantidad de calabacín que de patata.
Cuatro langostinos.
Una cebolla pequeña.
Sal, aceite de oliva, pimienta negra.
Esta tortilla sirve para aprovechar verduras que tengáis en la nevera y que acabarían en el cubo marrón. Ese trozo de calabacín, ese trozo de coliflor…a ello.
Picamos las patatas y el calabacín en cuadraditos muy pequeños, salamos , añadimos la cebolla y freímos despacio en abundante aceite. Añadimos el jamón y un poco de brécol o la coliflor ya cocidos, si os apetece (esto sería opcional). Cuando tengamos todo listo, lo ponemos en un colador grande para que escurra el aceite sobrante. Batimos los huevos y los mezclamos bien con la preparación anterior y lo echamos todo en la sartén. Si queréis que la tortilla quede más jugosa y más alta, lo podéis pasar a una sartén más pequeña.
Nosotros hacemos la tortilla muy despacito para que quede dorada y jugosa.
Un plato súper tradicional con toque de verduritas que no os defraudará.
Como alguien dijo alguna vez:
“Una buena tortilla de patatas puede hacer que cualquier día sea mejor.”